lunes, 1 de agosto de 2011

"Y tú, ¿qué opinas del 15M?"


Días de estar en casa twitteando, estar en la plaza bajo la lluvia, sudando bajo un sol abrasador, días de asambleas, de conciertos, de más asambleas, de organización en comisiones, de manifestaciones, días de echar la mente a andar. El llamado movimiento #15M ha sido mucho más que estar sentado en una plaza, mucho más de lo que los medios de comunicación masivos solo han sido capaces de esbozar. Durante estos últimos tiempos ha sido frecuente que durante cualquier conversación surgiera la pregunta de “¿tú que opinas del 15M?”. A pesar de haber estado expuestos a informaciones sobre estos acontecimientos durante ya más de dos meses lo normal es que el que contesta, aunque sea un asiduo lector de periódicos, solo sea capaz de ofrecer dos o tres argumentos y no muy extensos. ¿Por qué se produce esta paradoja de que un hecho tenga tanta cobertura mediática y que sin embargo la información novedosa y útil que llega al ciudadano sea insuficiente? Algunas de estas causas pueden ser la simpleza y superficialidad de las noticias, la falta de un contexto amplio en el que ubicarlas, la novedosa falta de jerarquización y burocracia del propio movimiento y los obstáculos que el 15M, como cualquier movimiento crítico, ha encontrado para llevar su versión a los medios de comunicación convencionales.

Sea como sea, el 15M ha supuesto un despertar de la opinión pública española, un tirón de orejas a todos aquellos que apostaban por una guerra partidista y daban de lado al debate democrático sobre propuestas concretas. El pueblo, y la juventud en concreto, han demostrado que siguen interesados en la política más allá de siglas y en saber cómo funciona un sistema económico y político excesivamente opaco. Los ciudadanos han decidido intentar tomar las riendas de un futuro que se escapa de su control, que se escapa de la democracia.

Cronología del 15M: desde el #nolesvotes hasta las acampadas

A pesar de la espontaneidad a la hora de levantar las acampadas el día siguiente de las movilizaciones del 15 de mayo, la gestación del movimiento venía de mucho tiempo atrás, concretamente desde la aprobación de la Ley Sinde en febrero y el surgimiento de #nolesvotes. Con esta campaña un grupo de ciberactivistas hacían una llamada para que los ciudadanos molestos con el recorte de libertades en la Red que supone esta nueva norma hicieran una reflexión sobre el voto que depositarían en las urnas el 22 de mayo y no apoyaran a PSOE, PP ni CiU, partidos que habían secundado dicha ley. Las redes sociales, y en especial Twitter y Facebook, se llenaron de mensajes de personas que comenzaban a hablar sobre el inmovilismo de PSOE y PP en el poder, de la corrupción sistémica y que pedían alternativas para traer aire fresco a la política española.

Mientras que cada vez más gente comenzaba a escribir sobre #nolesvotes, una nueva organización comenzaba a lanzar mensajes por Internet. Esta vez era Juventud Sin Futuro (JSF) un grupo de jóvenes “sin casa, sin curro, sin pensión y sin miedo”, que denunciaban el recorte de derechos que suponían las reformas adoptadas para salir de la crisis. En su manifiesto JSF se queja de que “la juventud más preparada de nuestra historia vivirá peor que sus padres”, en gran parte por el paro juvenil de España, que superando el 40%, es el mayor índice de Europa. Por todo ello JSF salieron a las calles el día 7 de abril para pedir la derogación de la Reforma Laboral (debido a la precariedad que supone para los jóvenes), la derogación de la Reforma de las Pensiones y una reforma fiscal progresiva, es decir que quien más tenga pague más al Estado.

En este clima de hartazgo y en el que la gente comenzaba a organizarse cada vez más en manifestaciones y protestas, surgió la plataforma que más poder de concentración ha tenido y que finalmente ha guiado en parte el 15M, Democracia Real Ya (DRY). DRY, como los otros antecedentes mencionados, es una organización abierta, que engloba a “personas normales y corrientes” como reza en su comunicado, que ha servido como coordinadora de acciones comunes de las diferentes asociaciones y movimientos sociales locales. En su comienzo, su mayor apuesta fue la de salir a la calle el día 15 de mayo bajo el lema “No somos mercancía en manos de políticos y banqueros”. A pesar de las dificultades que supuso organizar unas grandes movilizaciones siendo una plataforma sin una estructura jerárquica y con tan pocos días de vida, DRY consiguió reunir aquel domingo a miles de personas en más de 52 ciudades españolas. Estas eran sus propuestas:

  1. Eliminación de los privilegios de la clase política. Supresión de privilegios, transparencia, reducción de cargos “de confianza”…
  2. Contra el desempleo. Reparto del trabajo, jubilación a los 65, imposibilidad de despidos colectivos, etc.
  3. Derecho a la vivienda. Expropiación por el Estado de viviendas en stock y facilitarlas en alquiler protegido, ayudas de alquiler para jóvenes, dación en pago de viviendas para cancelas hipotecas.
  4. Servicios públicos de calidad. Con especial interés en sanidad y educación.
  5. Control de las entidades bancarias. Prohibición de rescate a bancos, elevación de impuestos a la banca, prohibición de inversión de bancos españoles en paraísos fiscales…
  6. Fiscalidad. Aumento del tipo impositivo a grandes fortunas y bancos, recuperación del impuesto sobre el patrimonio, adopción de la tasa Tobin de transacciones internacionales, etc.
  7. Libertades ciudadanas y democracia participativa. Tanto a través de Internet como de referendos, modificación de la Ley Electoral, independencia del poder judicial, etc.
  8. Reducción del gasto militar.

Durante el transcurso de las manifestaciones, varios de los allí presentes fueron detenidos por la policía. Al otro día, el lunes 16, algunas personas se concentraron en la puerta de los juzgados para pedir su inmediata puesta en libertad. Mientras tanto, otros jóvenes se dirigían hacia la Puerta del Sol con tiendas de campaña…

Las acampadas: un mes de jornadas de reflexión

Mientras que los madrileños comenzaban a organizar la acampada que ya habían levantado, el resto de partidarios del 15M del país permanecían con un ojo puesto en Madrid y otro en su ciudad; el primero para ver cómo reaccionaba la gente ante este novedoso método y el otro para buscar el lugar dónde llevarlo a cabo con sus vecinos. Al principio de la semana, mientras esto ocurría, las primeras páginas de los periódicos se llenaban de informaciones sobre los mítines de la campaña electoral y sobre el escándalo sexual del director del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn. Una vez más se hablaba de partidos políticos (no de política) y de un hecho sensacionalista y morboso, una telenovela con personas de verdad, mientras que las noticias sobre la acampada no aparecían o lo hacían en las últimas páginas de su sección.

A pesar de este silencio de los medios, los interesados en el movimiento seguían atentos a las novedades a través de, como no, las redes sociales. Comenzaron a convocarse manifestaciones diarias que al paso de los pocos días se fueron convirtiendo en acampadas según encontraban a personas dispuestas a pasar las noches en las plazas. En Sevilla la acampada comenzó el miércoles 18. Después de estar manifestándose más de una hora desde las 20 horas en la escalinata de la Plaza de la Encarnación, los asistentes se trasladaron a la parte superior de la plaza (conocida popularmente como Las Setas) donde se constituyeron en asamblea para poder decidir cómo actuar comúnmente. Con un micrófono al que todo el mundo podía acceder si pedía el turno de palabra, comenzó un debate sobre la actual crisis y la forma en la que se estaba intentando salvar hasta que alguien propuso acampar igual que en Madrid. Eran ya cerca de las 23:00 y tras aceptar la propuesta, los esfuerzos se concentraron en articular las comisiones de alimentación, seguridad, limpieza, etc. necesarias para que todo saliera manteniendo el orden que se pretendía. A las 24:00, solo una hora después, la comisión de logística había conseguido una gran cantidad de cartones en la que poder echar los sacos de dormir, la de alimentación había recorrido los bares de la zona y traía comida para quien se quedara a dormir, mientras que limpieza ya había acabado de barrer toda la plaza. La acampada en Sevilla, como en otras muchas ciudades diferentes a Madrid, ya estaba funcionando y todos los allí presentes eran iguales de protagonistas en todo lo que se hacía.


Medios de comunicación y 15M: abusando de la anécdota sin llegar al fondo

El 15M ha tenido un gran protagonismo en los medios por lo anecdótico, por la innovación que ha supuesto la emergencia de la acampada como método de protesta. Pero a pesar de permitirle ocupar las portadas de periódicos y telediarios, esta forma de hacer de los medios de destacar lo curioso e impactante ha impedido que el discurso real del 15M llegue hasta los ciudadanos. Sin hacer un esfuerzo podemos recordar algún recorte de prensa sobre la suciedad que dejaban las acampadas o sobre el perjuicio a los comerciantes de la Puerta del Sol; seguro que hemos visto una imagen del desalojo de la acampada de Barcelona o de como Artur Mas llegaba en helicóptero al Parlament de Catalunya tras los incidentes en la jornada de investidura. En cambio, es más difícil recordar un debate televisivo en el que se discutiera la viabilidad de la dación en pago de una casa para cancelar la hipoteca, el papel de los bancos en la crisis después de ser rescatados con dinero público o del coste que supone a España mantener sus tropas en Afganistán.

Los medios de comunicación han invisibilizado las verdaderas noticias sobre las propuestas del 15M porque estas no les favorecían. Hay que recordar que los periódicos, televisiones y radios son grandes empresas que se aglutinan en corporaciones todavía más gigantescas. Por ejemplo, Antena 3 y el diario La Razón tienen un mismo padre, el grupo Planeta; El País y Cadena Ser son empresas de Prisa, etc. Estas corporaciones son a su vez propiedad de entidades todavía más grandes y que nada tienen que ver con la comunicación, por ejemplo, desde el año pasado el mayor accionista de Prisa es Liberty, un fondo de inversiones estadounidense, una entidad, como todas las de su sector, basada en la especulación bancaria. ¿Cómo informará un medio de comunicación dirigido por un fondo de inversiones sobre un movimiento como el 15M que pide el fin de la especulación y el control sobre la banca? Pues como cualquier empresa privada, El País, a pesar de mantener una fachada progresista, responde al interés de quién le paga y en este caso llevar a debate la necesidad de una banca pública no era lo más beneficioso para Liberty. Este ejemplo se puede extender a cualquier otra corporación de medios, conglomerados que además poseen otras grandes empresas de todo tipo a las que el triunfo del 15M o la derogación de la Reforma laboral, por ejemplo, también supondrían obtener menos beneficios.

Ante esta situación en la que la información está controlada por un reducido número de entidades con intereses privados, nosotros como ciudadanos de un país democrático debemos de hacer un esfuerzo por mantenernos no solo informados, sino bien informados. La democracia solo es real cuando el que deposita su voto sabe las consecuencias que este traerá, cuando conoce todas las posibilidades del abanico y es capaz de poner en la balanza todos los datos que obtiene. Para acercarnos a una visión más global de la realidad no nos debería bastar con comparar dos grandes periódicos o los telediarios de dos cadenas de televisión, ya que muchas de ellas se diferencian en aspectos insignificantes. En cambio deberíamos acercarnos directamente a la fuente de información, utilizar las redes sociales (siempre con la precaución de saber que todo lo que hay se publica no es cierto) y dar paso a la prensa alternativa, una prensa que como www.periodismohumano.com o Le Monde Diplomatique intentan mantener el espíritu de aquel periodismo que intentaba educar a los ciudadanos y no complacer a los dirigentes. Solo formándonos y debatiendo seremos capaces de hacer que la democracia sea real como se sigue todavía pidiendo en la calle.

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