lunes, 30 de noviembre de 2009

Píldora cultural I: A la sombra de una mentira

Bueno pues voy a empezar a poner cositas de las que vengo disfrutando. Éste es un tema en el que la letra, guitarra y voz rota de Rosendo está acompañada por la melodía de Luz Casal. Pertenece al disco Siempre hay una historia... en directo, grabado en la cárcel de Carabanchel y publicado en 1999. Espero que te guste y le saques algo a la letra.

Perdón por el retraso

Perdón por el retraso, ya sabes como está la ciudad llena de claxons, la gente vuelve a la realidad, de la oficina, de la tienda o de la fábrica y ¿por qué no habrá paz en la mágica soledad de un atasco? (Kase’o en Algo de Jazz)

Casi otros dos meses sin escribir nada por aquí y empiezo con una frase que no es mía, mal vamos. Más o menos es lo que me ha estado pasando este tiempo, estoy bebiendo de otras fuentes que no son la mía. En estos dos meses de abandono de Mi Megáfono he vuelto a Sevilla, al gimnasio, al hip hop; he descubierto como se manipula con los anuncios, el soul, el jazz, ayer precisamente descubrí a Maria Eloy García… Tantas cosas sobre las que escribir que al final no me siento nunca a ordenar mi cabeza y escribir algo. Pero hoy creo que a toda esta gente que me ha enseñado durante este tiempo les voy a dejar que os hable un poco a través de mí, tienen cosas importantes que decir y quiero que lo sepa toda la gente que pasa por aquí porque "el conocimiento si no se sabe aplicar es peor que la ignorancia." (Charles Bukowski)

Ya ves que me cuesta escribir párrafos nuevos y no es que no me guste rapear es que prefiero tocarme los huevos (Kase’o en Fuego camina conmigo). Tristemente, es lo que me pasa y si te digo la verdad, me siento mal por esto. Creo que será por lo que también dice Bukowski que “mi ambición está limitada por mi pereza”, pero el ser consciente de ello creo que por lo menos me lleva por el buen camino de intentar cambiar y luchar contra mí mismo.

Pero por mi forma de escribir, o mejor dicho, por el impulso que me lleva a hacerlo, lo hago poco. Hasta ahora he escrito en el blog de una forma muy racionalizada, sólo cuando algo me quema, entra en mí y me incomoda o alegra tanto que tengo que escupirlo rápidamente. Más que un placer por escribir, es una necesidad por comunicarme. Tengo la gran desventaja de tener que hablar hasta por los codos cuando algo me golpea y hace que sienta algo, cosa que con los años voy comprendiendo que también hay que controlar para no estar expuesto a todo el mundo.

Tengo que aprender a mantener esa chispa que se enciende cuando se me ocurre algo de lo que hablar y estoy en un sitio que no puedo escribir, y también a intentar provocar situaciones que me lleven a esta iluminación de las musas “por culeras”. Aunque tengo tiempo libre suficiente para escribir con asiduidad, lo empleo mal y siempre hago cosas. La poetisa María Eloy García nos dijo ayer en una charla, que ella disfrutaba de esos momentos en los que estas mirando al techo, jugando con tus dedos… esos momentos en los que no haces nada y la mente se te va de “¿qué tengo que hacer mañana?” o ¿cuándo tengo que entregar la práctica de redacción? hasta “¿por qué las pelusas del ombligo son grises si la camiseta es amarilla?”. En lugar de esto, siempre que me siento tranquilo acabo dormido, si es después de comer, hablando por el msn (maldita necesidad de hablar) o escuchando música, donde ahora surgen la mayoría de mis “chispas”.

Se me viene a la cabeza una situación que viví el curso pasado y que podía comparar con esto. Tú que eres una persona cercana a mí, sabes que me repugna el tabaco más que lamer un sobaco de cualquiera de los del gimnasio, pero en una prueba que estaban haciendo en la facultad para medir el dióxido de carbono que teníamos en los pulmones, dí más cantidad de mierda que otra muchacha que llevaba sin fumar tres semanas, después de años de cigarros y cigarros. Lo que quiero decir es que aunque yo tenga intenciones buenas, como no fumar o escribir siempre que pueda, siempre hay por ahí algo que me lo impide, aunque sea mi perrera, y eso me molesta.

Como una forma de entrar en el blog con más frecuencia te voy a proponer una cosa. Aunque sé que la música que escucho y las cosas que ahora me están llamando la atención no son muy del gusto popular, cada vez que encuentre algo que me sorprenda o crea que merezca la pena que lo sepas lo pondré aquí, con o sin comentarios, en lo que podrían ser unas “Píldoras culturales” (es por llamarlo de alguna manera, no quiero que parezca que yo soy ahora un culturitas que vengo a iluminaros, porque en cosas de cultura también fallo, debo leer mas, ver más arte y demás)

A la vez que te pido disculpas te doy las gracias. Creo que no soy una persona que le guste presumir mucho de lo que hace o lo que tiene, pero como todo ser humano tengo mi ego. Cuando durante este tiempo alguien me ha dicho “¿cabrón cuando piensas escribir algo más?” u otra persona me decía “voy a ver tu blog que llevo tiempo sin visitarlo” y yo esperaba que volviera sabiendo que me iba a decir “¿pero todavía no has escrito ná?”. Eso para mí me ha hecho incluso más feliz que un halago después de escribir algo, me ha demostrado que hay gente que espera algo de mí, lo que también es una gran responsabilidad, que como mayorcito que me estoy haciendo tengo que asumir. Por eso, muchas gracias y nos vemos pronto.

Pd: Cuando abrí el blog me propuse no escribir nada sobre mí en particular y releyendo esto he visto que un poquito más y la mitad del texto es “tengo” y “mí”, pero de vez en cuando contarte por qué hago las cosas no está mal, aunque sea para poner una escusa por no escribir. Espero no haberte aburrido.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Dinosaur

Pues bueno éste es uno de los ejercicios del examen de Introducción a la Redacción que he hecho hoy. Más o menos el enunciado decía: "escribe un micro-relato que comience con la frase cuando desperté el dinosaurio seguía allí". Y esto fue lo que salió:

Cuando desperté el dinosaurio seguía allí. Creía que cuando anoche al volver de la fiesta entró conmigo en mi cuarto era sólo una paranoia producida por la mezcla de setas, cocaína y pastillas, pero cuando desperté el bicho seguía allí.

Me incorporé en la cama, froté mis ojos una y otra vez, pero el prehistórico animal tenía ganas de acompañarme. Alargué la mano hasta la mesita de noche y cogí mi piedra de hachís, el papel y el mechero. Mientras calentaba la droga para poder desmenuzarla me quedé mirándolo fijamente. Él hacía lo mismo. Parecía que nos conocíamos de siempre, que aunque la noche anterior nos encontramos por primera vez, su presencia allí no era tan extraña. Pero, si lo conocía de antes, ¿cómo es que no lo vi hasta ese día?.

Mi porro se consumía mientras que la habitación y mis pulmones se llenaban de humo y una china caía entre las sábanas de mi cama. Otro agujero más en los trapos. Me levanté deprisa para esconder las sábanas y abrir la ventana antes de que mi madre entrara y disfrutara de ese olor a chocolate que sólo a mí me pertenece. Pero al echar el primer suelo a tierra caí de bruces en el suelo.

Mientras el dinosaurio no apartaba sus ojos de mi enclenque figura, me daba cuenta de que aquellas fuertes piernas de futbolistas que en el pasado tuve, ese día sólo eran dos palillos sin fuerza que no podían mantenerme. Las manos que tan elegantemente recorrían todo mi piano en ese momento no tenían la habilidad suficiente para agarrarme al borde de la cama y ponerme en pie. ¿Qué me estaba pasando?.

La noche de antes tampoco fue para tanto, me comí unas pocas setas de las que cultivo, probé el nuevo éxtasis que llegó al pueblo y para que mis padres no notaran la “colgaera” que llevaba, pillé tres gramos a medias con Caín.

Cuando fui capaz de bajar al salón puse la tele, en La Dos estaban echando Elephant. El director explicó el significado del nombre de la película: “quiero hacer referencia al dicho inglés de “un elefante en la habitación”, un problema diario tan grande como un elefante pero del que no nos damos cuenta, aunque esté metido en una habitación”. En ese momento lo comprendí todo. En mi caso, el abuso de las drogas era tan grande que un elefante se quedaba pequeño. Aunque cada día deseo que se vaya, el dinosaurio sigue aquí conmigo y espero no enfadarlo con mis vicios tanto como para que empiece a rugir.

Avería en la Generación Nintendo

Algo va mal. Que unos jóvenes de Pozuelo de Alarcón sientan placer mientras alborotan unas fiestas, queman coches y provocan y se enfrentán a la policía es alarmante. Lo peor es que la mayoría de ellos no tienen la excusa de estar marginados por la sociedad ni la de sentir la necesidad de conseguir algo que echarse a la boca. Son jóvenes que forman parte de familias acomodadas y que disponen de lo que desean, cuando desean y no tienen que hacer ningún esfuerzo por conseguirlo. Puede que ésta sea una de las causas de la falta de motivaciones, de responsabilidad y de ansias por ser alguien de gente como la de esta Kale Borroca a la madrileña.

Todo el peso mediático se ha centrado en los jóvenes, esos chicos de la Generación Nintendo que han crecido junto a la comodidad y los videojuegos y que viven como si de un personaje de consola se tratara, pero poca responsabilidad se le ha exigido a los programadores de estos héroes virtuales, a sus padres. La gran parte de los implicados en los incidentes son muchachos entre 16 y 20 años, están en esa tenebrosa frontera entre estar bajo la responsabilidad de sus padres y ser autónomos. En ésta época los adolescentes pueden sentirse perdidos y ahogados en la libertad, situaciones en la que la guía y autoridad de la familia puede ser de vital importancia para conducir su camino.

Pero esta autoridad paterna no puede surgir de la noche a la mañana. Si desde pequeño un niño no ha sido educado a respetar al padre, escuchar a un profesor u obedecer a un policía y ha conseguido todo lo que ha pedido sin hacer ni un esfuerzo, cuando sea un poco mayor tiene todas las posibilidades de sentirse como un tirano que disfruta en su trono de los placeres de la vida sin mostrar empatía por nadie.

Por este motivo un poco de autoridad en los jóvenes no viene nada mal. Los padres tienen que asumir su papel educador aunque sea más feo que el de ser el amigo de los hijos, pero como dice el juez de menores del juzgado de Granada, Emilio Calatayud, “cuando un padre es colega de su hijo lo está dejando huérfano”. No se trata de pegar y reñir por norma al niño, pero sí de indicarle que para vivir bien hay que trabajar y respetar a todos los que nos rodean, mucho más a las autoridades. Esta concienciación es muy difícil mientras que, como dice Calatayud, “el juez de menores sea el menor de los jueces y el maestro el menor de los catedráticos”. En definitiva, si unos jóvenes afortunados en la vida son capaces de reventar una feria, es que algo va mal.

Después de la calma siempre llega la tormenta

Pues bueno aquí estoy otra vez. Después de casi tres meses hoy voy a volver a escribir por aquí algo, ya era hora. No sé si explicar porque no he actualizado el blog durante el verano porque casi todos los que lo leen son los que me aguantan día a día y sabrán bien el porqué pero bueno, todo sea por escribir un poco y quitarle las telarañas a esto.

Este verano me he desvirgado. He trabajado por primera vez en un periódico, El Día de Córdoba, y no os podéis imaginar lo que he aprendido. Me han pagado por recibir un máster de buen periodismo en sólo dos meses. Por si alguno de los que trabajan por allí leen esto que sepan que les doy mil gracias por aprender y por lo bien que me han tratado, que con lo "fartusco" que soy como dirían mis chavalas de allí, el cariño ese me viene más que bien.

Así que creo que me podéis criticar por no poner aquí nada nuevo, pero por no escribir no, que me he jinchao, porque ha sio jinchao y no hinchado. Y cuando acabé con unas letras empecé con otras. Mis dos preciosos exámenes que tenía para septiembre. Ya sabéis, lo típico de "no quiero aprobarlas todo en junio por tal de tener septiembre entretenío y así adaptarme mejor al curso". Pero bueno, hoy ya estoy libre, por lo menos por una semana, así que ya si puedes meterme toda la caña que quieras María.

jueves, 25 de junio de 2009

Patrones de vida (Anexo Innuendo)

Al escuchar esta canción leyendo los subtítulos a la vez, pensé que era la mejor forma de cerrar mi antigua entrada. Lástima que no hubiera leído la letra de la canción cuando publiqué el artículo pero bueno, nunca es tarde. Aquí os dejo con Freddy Mercury y su insinuación.

martes, 23 de junio de 2009

Vuelta a la tortilla vasca

Por fin en Euskadi se le está dando la vuelta a la tortilla. Ya costaba trabajo seguir tragando el olor a quemado que se desprendía de la base mientras que la otra cara, aunque a la vista, seguía sin cocerse, mientras que el huevo y la patata no pasaban a formar la unidad sólida que la hace tan apetitosa.

Son ya muchos años tratando dos realidades, que en verdad son una, de forma tan desigual. Los cocineros que llevaban adelante el avío, se concentraron demasiado en permitir que solo una parte pudiera coger forma. Esta parte es la formada por etarras, abertzales, cómplices… que con el beneplácito de la sociedad, unos por interés y otro por auténtico terror, podían campar a sus anchas llevando a cabo todas las acciones que servían a su “lucha política”.

La otra parte mientras tanto seguía dispersa, los partidos democráticos discutían entre ellos, los ciudadanos de a pie temían mostrar su rechazo a la barbarie en público, las víctimas seguían sufriendo….

Pero es normal que el fuego de la cocina actúe a lo largo del tiempo. Aunque sea a un fuego de 40 años, las llamas queman y eso es lo que le ha pasado a ETA y a su entorno. Después de tanta amenaza, tanta bomba lapa, tanto tiro en la nuca, es normal que se pierda el referente. Es lógico que si las manos de sus ideólogos, que los movilizaban a la lucha contra el “opresor estado español”, están ya tan manchadas de sangre, sus escritos no sean tan legibles y se pierda el norte hacia donde ir, el porqué de tanta “víctima del conflicto vasco”.

Ya quema que unos terroristas sean llamados héroes, sean gudaris; que la foto de un etarra encarcelado este colgada en las Casas de la Cultura de los pueblos; que a unos vándalos que queman autobuses, se les llame “jóvenes de la izquierda abertzale”. Somos lo que hablamos y llamar “de izquierdas” a unos desalmados que recortan libertades, a lo único que puede llevar es a su autoafirmación como “héroes luchadores por Euskal Herria”.

Pero a pesar de todo, el fuego es listo. Mientras quemaba a estos, cocinaba lentamente la parte de arriba, a base de palos, pero los unía. El pacto de Ajuria Enea, el Espíritu de Ermua, Basta Ya, las marchas por las calles, la cooperación policial con Francia, la entrada de un lehendakari no nacionalista… Lentamente la cohesión ha sido tan fuerte que hoy, la tortilla está perfecta para darle la vuelta.

Lamentablemente se ha necesitado otra muerte más, la muerte de un gudari, Eduardo Pérez, que luchaba contra la opresión fascista y coartadora de libertades de ETA. Ahora su foto aparece colgada en todas las televisiones y esperemos que en las Casas de la Cultura vascas para recordar su trabajo. La izquierda abertzale (EA y ELA) ha condenado este atentado y toda la violencia que se use en nombre de la aspiración a la independencia; y esta vez, para lo que han utilizado los autobuses es para sumarse a las miles de personas que han recorrido las calles de Bilbao en homenaje a Eduardo.

Creo que sí, que le hemos dado la vuelta a la tortilla de un rotundo ¡Basta!

viernes, 5 de junio de 2009

El Secreto

Llevo 20 años viendo televisión y pocas veces me ha emocionado. He sentido nervios y tensión viendo algún partido, emoción viendo alguna película pero hoy… hoy no puedo abrir la boca por susto a que se me salga el corazón. Hoy tenga esa losa en el pecho que hace que mis costillas se hundan y que me hace sentir que mi aliento esta mucho más frío, esa sensación… que durante 20 años, la televisión me ha ofrecido solo una vez, solo hoy.

Bendito ahogo producido por la labor realizada por el programa El Secreto de Antena 3.

Estaba receloso porque todos los programas de prime time están cortados por el mismo patrón, el morbo fácil para atraer al mayor número de espectadores y colarle los anuncios más caros de la televisión. Pero esta vez no, esta vez fue diferente, esta vez me sentí dentro de la tele, quería estar dentro de ella, quería participar, no quería estar tirado en el sofá… y eso no lo ha conseguido nadie a través de la televisión. Es con lo que me quedo, con esa motivación a ser humano que no solo yo he vivido seguramente, porque hasta un amigo me comentaba cosas del programa durante uno de los descansos.

Pero antes de seguir tranquilizando mi corazón mientras escribo esto, creo que sería bueno comentar la estructura del programa por si tú no has podido verlo. El Secreto es un programa en el que un millonario, “un hombre al que la vida le ha sonreído”, como decía el primer protagonista, se marcha de su casa durante una semana a colaborar con asociaciones benéficas y ONG’s para posteriormente premiarlas con un buen donativo (en el caso de Joaquín Torres, ha donado casi medio millón de euros a varios colectivos).

A pesar del tremendo empuje que puede experimentar alguna de estas entidades a las que se ha dotado con nuevo inmobiliario o dinero en efectivo, para mí, ese no es el acto que más engrandece a esa persona y a ese programa. Lo que realmente es de valor, es poner la humanidad en horario de máxima audiencia, es mostrar a todo el mundo que quiera verlo la ardua tarea de cientos de asociaciones que trabajan, regateando miles de problemas, para que algún aspecto de nuestra sociedad mejore.

Seguro que todos alrededor, si nos esforzamos un poco, o a veces incluso sin este esfuerzo, notamos la presencia y el trabajo de estas asociaciones, pero pasan como desapercibidas. Parece que son organización que están ahí per se, que son un mecanismo que gira por inercia, pero no, sin duda no es así. Y un programa como este tiene la grandeza de poder hacérnoslo ver, mostrarnos el sufrimiento y la entrega máxima de unas personas que viven por ayudar. Muestran las triquiñuelas que tienen que hacer para recolectar el dinero necesario para las nóminas, las licencias para abrir el local, el seguro de la ambulancia, incluso nos muestran las sonrisas que los ayudados brindan con valor de 30.000 euros a sus ángeles protectores en la tierra.

El enseñarnos esto hará seguramente que mañana cuando salgamos a la calle y veamos un cartel de una charla de Proyecto Hombre, un albergue para indigentes o cuando la furgoneta de AFADEMON nos de preferencia en un paso de peatones, recordemos esa sonrisa por la que ellos se desviven y sacan cada día a sus amigos con necesidades.

El mostrarnos esto en la hora punta de publicidad es mostrarnos que el mundo que se refleja en esta no es real. Que las mujeres que se echan crema revitalizante no son como las que aparecen, que los hombres que conducen Mercedes no tienen tanto señorío y que el mundo no es como esta droga narcotizante lo pinta. En este mundo por desgracia tenemos gente que necesita ayuda, por una causa o por otra, y por suerte, tenemos gente que entrega su vida para dar la ayuda que estos necesitan, y si me apuras, un poco más por si acaso aparece alguien más que no tenían previsto.

Lo menos que se merece esta gente es que salgan en hora de máxima audiencia, unos para que se conozcan sus problemas y otros para tomar un poco de aliento y mañana levantarse con más fuerza. Se lo merecen mucho mucho más que toda la fauna televisiva que ocupa la pequeña pantalla desde que la enciendo hasta que la apago.

Pd: Mi profesor de Redacción me mataría si lo supiera, pero este artículo no puedo revisarlo, no puedo tenerlo en mi ordenador más de un minuto después de haberlo escrito porque siento que me quema, siento que tengo que decirlo ya, aunque a estas horas nadie me escuche.

Pd2: Al final sí que lo voy a revisar, pero solo para añadir esta posdata. Ni lo que escribo tiene calidad para hacerlo, ni este blog tendrá mucha repercusión, pero siento la necesidad de dedicar este artículo. Se lo quiero dedicar a mi madre Rosario y a mi abuelo Juan, una puso el trabajo y otro la sonrisa.

martes, 2 de junio de 2009

Patrones de vida

Parece que cada vez vivimos menos, aunque muramos con más años, vivimos menos. Me estoy dando cuenta de que vivir es elegir, que vivir es libertad, y la regalamos a espuertas a otros. En el anterior artículo empecé a definir esa idea casi sin quererlo, pero ahora viendo un documental sobre una iglesia estadounidense, más bien una secta ultra-adoctrinadora llamada Iglesia Bautista de Westbro, he acabado por comprender que muchas veces no elegimos lo que somos.

No es solo por la Iglesia, no quiero que mi blog parezca una cruzada antieclesiástica, pero esta institución es una más de estas comodidades en las que nos apoyamos para vivir (o para no vivir). Al igual que ella, otras famosas almohadas como las ideologías políticas, las costumbres, las subculturas… nos marcan el camino de lo que debemos ser para pertenecer a ellas, aprovechan nuestra necesidad de sentirnos parte de un colectivo para encauzarnos por su sendero.

Cada vez me cuesta más trabajo tragar que alguien se sienta un escalón por encima del resto para ser capaz de estipular una doctrina de comportamiento. No es este el conato de una idea anarquista, creo que a lo que me refiero es a algo más intangible. No me molesta tanto una ley que diga que no puedo circular a más de 120 km/h, como la ley interna de los seguidores ultras del Sevilla F.C. que, sin que previamente haya una reflexión personal, marca que para ser un buen “Biri”, tienes que ser “de izquierdas”, odiar al Betis, al Osasuna, y por supuesto apoyar a los ultras del Marsella en su lucha contra la hereje afición atlética.

Unos detrás de otros seguimos lo que hace nuestro alrededor. No reflexionamos sobre si es adecuado un comportamiento porque viene dado por alguno de nuestros ídolos y por eso seguimos solo ese maldito patrón cerrado, descartando tajantemente la capacidad de adquirir lo mejor de cada modo de vida para enriquecernos y crecer.

Posiblemente sea mi orgullo que a veces me puede, pero para mí los ídolos no son tan diferentes a mi, ni a ti tampoco seguramente. Aunque todo lo que salga por la tele parezca divino, todas las historias y personajes de los libros inquebrantables, al final ídolos y vasallos somos iguales. Debemos de desvestir al ídolo, igual que proponía con las etiquetas, para comprender toda la encrucijada de factores que influyen en un pensamiento y quedarnos con lo que creemos recto y apropiado, descartando lo inservible o dañino. Seguro que Hitler tenía algo bueno, seguro que la Madre Teresa tendría algo malo.

Me estoy asustando, porque veo que al final parece que yo también estoy marcando un patrón a seguir…


martes, 19 de mayo de 2009

Vivir Durmiendo

El mundo está en manos de aquellos que tienen el coraje de soñar y de correr el riesgo de vivir sus sueños. Eso se dice en una canción de Hablando en Plata que escuchándola me hizo pensar: ¿Corremos el riesgo de vivir nuestros sueños? Y peor aún, ¿Tenemos el coraje de soñar?

Pues parece que no, que vivimos todos en una cómoda desgana de la que solo nos levantamos cuando nos falta el pan y el agua. Parece que no queremos vivir, que con nuestro voto delegamos el cien por cien de nuestra ciudadanía en los políticos y así, no solo los hacemos nuestros representantes, sino que le tiramos todo nuestro ser, todas nuestras responsabilidades solo porque “ellos son los que ganan dinero por hacer las cosas”.

Ahora son los gobernantes y sus apoyos institucionales los que tienen que vivir nuestra vida. Si nuestro hijo está mal educado es problema de las políticas educativas, el no prestarle la suficiente atención seguramente no tenga ninguna consecuencia; ¡el barrio está hecho una pocilga!, claro, el alcalde ya no manda barrenderos aquí, pero nosotros para contribuir en la obra seguimos tirando la basura en los bajos de los edificios.

En la televisión, en la calle, entre mis amistades, veo esa pasmosa pasividad que se expande y que hace que una familia pida una casa nueva, por ejemplo, pero exigiendo que sea regalada por el ayuntamiento, ¿por qué voy a estudiar, trabajar o hipotecar mi vida por una vivienda que tiene todo el mundo? Pues puede ser que la mayoría de las personas tengan esta vivienda después de pasar muchos sudores y pequeños clavarios.

Y no solo se queda en estas cosas más materiales la falta de ambición. Montalbán, un pueblo en el que por pequeño que sea, siempre aparecen nuevas personas que destacan (muy buenos deportistas, pintores, escultores, literatos, músicos de todas las clases e incluso buenos corredores de motos), sigue igual que siempre, sin ningún empuje de esta gente que podría mejorar tanto el nivel de mi pueblo.
Esta materia prima disponible para hacer algo provechoso es desperdiciada, nos quedamos sentados en cualquier sitio, mirándonos y diciendo algo como “joder que mierda de pueblo, no hay ni un circuito pequeño para poder correr con las motos, ¡que pongan un circuito ya!”. Seguramente tras cambiar de conversación y acabar la bolsa de pipas, este deseo que por unos segundos fue tan fuerte, desaparecerá porque para conseguir lo que se quería, había que trabajar un poco y eso, como cobran, que lo hagan los políticos.

Renunciamos a lo que posiblemente sea lo más bonito de ser ciudadano, convivir, colaborar, trabajar en grupo para conseguir un bien común que podría hacer mejor la vida de cualquiera de los nuestros. Solo se necesitan ganas y un poco de apoyo, esta vez sí, de los políticos para poder alargar ese chispazo de energía, esas ganas de tener algo mejor y hacerlo lo suficientemente duradero para poder llevar a cabo ese fin.

Tristemente, todavía se está más cómodo en el sofá que viviendo.

jueves, 19 de marzo de 2009

Entre cornetas y milagros

Estoy sentado en el escritorio de mi habitación de Sevilla y hasta mi llegan las notas agudas de las cornetas acompañadas de los redoble de una caja. Sonidos que incluso atraviesan mi ventana cerrada, protectora de las decenas de sirenas de ambulancia que tratan de dificultar mi estudio a lo largo de la tarde. Esto parece una metáfora de lo que ocurre ahora en esta ciudad, la Semana Santa llega a la mente de todo el mundo, quiera o no y hace que se produzcan decenas de charlas y cavilaciones sobre el recurrente tema. Después de varios días de estos diálogos, no vendría mal poner un poco de orden a mis ideas y compartirlas con vosotros con el único ánimo de debatir un poco.

Una ciudad de millones de habitantes se detendrá en el tiempo, se iluminará con cera y respirará incienso, escasos días después de que en ella Javier, un niño recién nacido, haya salvado a su hermano Andrés de una grave enfermedad.

Javier estaba libre de la enfermedad congénita que sufría su hermano gracias a la selección de un embrión libre de este mal. La infructuosa búsqueda de una médula compatible, después de no encontrar ningún donante compatible entre 11 millones de estos repartidos por el mundo, llegó a su fin. La deficiente médula de Andrés podía regenerarse gracias a las células madre del cordón del pequeño. Llegó vida para dar más vida.

Intento trenzar estos dos temas en apariencia tan dispares porque me choca que este verdadero milagro se produzca en vísperas y en el mismo lugar donde se llevará a cabo, posiblemente una de las mayores puestas de largo de la Iglesia, institución que rechaza este tipo de tratamientos. La argumentación de la Iglesia es que seleccionando un embrión, eliminando el azar, se está “matando” a los otros posibles Javieres que podrían haber nacido de la fortuita unión de uno de los millones espermatozoides de su padre y el óvulo de su madre. Es cierto que mi estudio en Biología no es muy amplio, por no decir de nivel elementalísimo, pero tengo entendido que de tan amplio número de espermatozoides no todos consiguen llegar al óvulo, solo lo consigue el más fuerte, y en este caso lo ha hecho el más sano, aunque haya necesitado ayuda exterior (la ayuda al débil es un bonito acto cristiano que todos deberíamos aplaudir y hacer nuestro).

Y aunque parezca un ataque despechado hacia los sacerdotes, sinceramente solo busco respuesta a la pregunta que me ronda desde hace tiempo: ¿por qué se empeñan en defender lo natural, la concepción tradicional de los embriones, unos señores que tienen como mandato no engendrar vida?, ¿no están privando de vivir al posible embrión que surgiría de sus millones de células reproductivas?

Lo que me choca es que si bajo a la puerta de mi casa, la mayoría de vecinos me dirán que adora la Semana Santa y que están muy contentos con el “Milagro de Javier”, cuando lamentablemente, los ideales de la institución manifestante en la Semana Santa no aceptan el método que se ha llevado a cabo para permitir que Andrés siga viviendo.

Seguramente seré muy discutido por esto, pero gracias a mis estudios estoy aprendiendo a observar la esencia de las cosas, y la esencia de la Semana Santa es representar el mensaje de la Iglesia. Y esto no es una invención ni una suposición mía, la Semana Santa nació en la Contrarreforma como modo de transmitir el mensaje de la Iglesia a las personas que no podían leer la Biblia. En la actualidad, principalmente se transmiten los mensajes de angustia, dolor ante una muerte injusta, resurrección e inmortalidad de Jesús por la difusión de su mensaje de amor y paz a través de sus amigos y compañeros hasta nuestros días; pero a la vez que llega hasta nosotros este significado que yo creo verdadero, se arrastra la manipulación que de él ha hecho la Iglesia, el mensaje viciado y oportunista que no aprueba la venida al mundo de un sano Javier y la “resurrección” de Andrés.

Por eso no puedo permitirme que la Semana Santa me guste, ni aún como acto cultural, porque cuando miro a un cristo no puedo quitarme la imagen de un cardenal condenando la investigación con células madre, veo a una virgen y me recuerda al Papa manifestando que el preservativo más que un arma contra el SIDA es un instrumento que incita a la promiscuidad, e incluso escucho estas cornetas que revolotean por el ambiente y me imagino el sufrimiento de la Inquisición o lo cerca que estuvo Galileo de ser asesinado por defender una postura contraria a la de la Iglesia. No puedo quitarme de la cabeza que la Semana Santa es la “portavoz” de la Iglesia.

Pero este sentimiento es algo tan personal como es el sentimiento de adorar a las imágenes por eso, con este texto no quiero establecer ninguna norma ni forma de ver la Semana Santa, solo dar mi opinión de lo que creo un interesante debate.

martes, 3 de marzo de 2009

Etiquetas inservibles

Que bonita es la desnudez, que comunicante. Que gratificante es ver la verdadera cara de una persona debajo del maquillaje y que apasionante descubrir las curvas de una mujer cuando quedan libres. Pero que frustración se sufre cuando una mujer se empeña y se “requetempeña” en no quitarse ni siquiera un guante, o aún peor, cuando alguien le obliga a no despojarse de ninguna prenda o incluso se le colocan más artificios.

Pues esto creo que representa uno de los mayores males de toda la historia. La obsesión de dar colorete, de ponerle una camisa nueva a la realidad, una visión casi siempre impuesta por unos modistos que no nos permiten deleitarnos con la contemplación de un cuerpo sincero. Y esta obsesión de enmascarar las cosas la sufrimos y formamos parte de ella todos, desde los dirigentes del Vaticano, hasta el presidente de la comunidad de vecinos. Todos queremos ponerle a ese cuerpo desnudo nuestra prenda para hacernos con él, queremos imponer nuestro matiz a la totalidad de las cosas que pasan por la vida y sinceramente, creo que es un acto de lo más natural. Pero lo enfermizo llega cuando en vez de intentar colaborar con los demás modistos, unos ya consagrados y otros que vienen achuchando fuerte desde abajo con sus nuevas maneras, nos obsesionamos con querer hacer la vestimenta de arriba a abajo, con querer darle solo nuestro toque a tal obra de arte.

Este egoísmo que normalmente se muestra, me impide colaborar en muchas cosas que me gustarían por tal de no alimentarlo más. ¿Por qué a una conferencia que habla sobre el conflicto palestino-israelí tiene que venir marcada con el logotipo de izquierda radical de no se qué?, ¿por qué a un acto bondadoso como dar de comer a un sin techo, tiene que ser tarea única de organizaciones caritativas cristianas? Seguramente porque en cada colectivo que organiza una actividad se concentran personas que están más identificadas con la causa que protegen, pero me cuesta hacerme a la idea de que todo el defensor de esta idea vaya vestido también con la ropa de ese colectivo, me cuesta pensar que no hay gente que se considere humana por encima de sentirse partidario de una tendencia política, una religión o un país. Seguramente habría mucha más colaboración (probablemente aquí pecare de utópico) si se trabajase desde la cooperación, si fuésemos capaces de colaborar en la confección del traje, lo que nos ayudaría seguramente a poder quitarlo sin que se atranque la cremallera, cuando queramos llegar a una visión más natural de la realidad.

miércoles, 18 de febrero de 2009

¿Preparado?, ¿listo?.....¡a escribir!

Ya me he decidido, ya he abierto mi blog, le he puesto su nombre, su apariencia y ahora me encuentro en la situación de escribir la primera entrada. Quito la música, no disponible en el msn y vamos a concentrarnos un poco.
Para empezar creo que lo mejor que podemos hacer es presentarnos para que esta relación empiece con buen pie y que quede claro quien soy. Así podrás hacerte una idea básica de por qué escribo lo que escribo y hacer las relaciones necesarias para que me comprendas o me pongas en duda.
Soy Juan Antonio Cañero de Montalbán de Córdoba y estudio 2º de Periodismo en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla. Destaco esto en primer lugar no por intentar ganar un plus de credibilidad ni nada por el estilo, porque no creo que la relación periodista-verdad se active muy fácil en nadie, sino porque me temo que haré bastantes referencias a lo que estudio, ya que cuando algo es bueno hay que compartirlo. No siento ninguna afiliación especial por ningún partido político porque no comparten mi idea de política. No puedo ser seguidor de ningún partido porque la mayoría prima sus fines partidistas, su competencia, sobre la cooperación por impulsar el desarrollo social. Soy ateo, aunque leo esta palabra y sigue sonandome fuerte, pero esperemos que la concepción de ateo, materialista, sin valores y ser diabólico cambie. He crecido en una familia donde la religión ha estado presente, por lo que me considero un ateo por pensamiento propio (no como ninguna forma de rebeldía social) y que respeta toda idea y tendencia que pueda ser respetable, facultad que la Iglesia pierde en mucho de sus actos. Supongo que relacionado con esto, no creo en que exista la visión única de las cosas, no voy a intentar dar un mensaje hegemónico de la realidad, porque esta es una construcción de los que vivimos, así que te necesito para conocer la realidad y no quedarme encerrado en mi realidad. Lo que quiero decir con esto, es que si alguien me lee no tome lo que digo como algo cerrado, sino como algo abierto al debate, siempre que este sea respetuoso como intentare que sea lo que yo escribo.
Esto no representa todo lo que soy, pero creo que es lo más útil de saber a la hora de leer lo que escriba.
Así que creo que dare por finalizado este artículo-presentación y esperemos que no se me apague la gana de seguir escribiendo aqui.
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