jueves, 25 de junio de 2009

Patrones de vida (Anexo Innuendo)

Al escuchar esta canción leyendo los subtítulos a la vez, pensé que era la mejor forma de cerrar mi antigua entrada. Lástima que no hubiera leído la letra de la canción cuando publiqué el artículo pero bueno, nunca es tarde. Aquí os dejo con Freddy Mercury y su insinuación.

martes, 23 de junio de 2009

Vuelta a la tortilla vasca

Por fin en Euskadi se le está dando la vuelta a la tortilla. Ya costaba trabajo seguir tragando el olor a quemado que se desprendía de la base mientras que la otra cara, aunque a la vista, seguía sin cocerse, mientras que el huevo y la patata no pasaban a formar la unidad sólida que la hace tan apetitosa.

Son ya muchos años tratando dos realidades, que en verdad son una, de forma tan desigual. Los cocineros que llevaban adelante el avío, se concentraron demasiado en permitir que solo una parte pudiera coger forma. Esta parte es la formada por etarras, abertzales, cómplices… que con el beneplácito de la sociedad, unos por interés y otro por auténtico terror, podían campar a sus anchas llevando a cabo todas las acciones que servían a su “lucha política”.

La otra parte mientras tanto seguía dispersa, los partidos democráticos discutían entre ellos, los ciudadanos de a pie temían mostrar su rechazo a la barbarie en público, las víctimas seguían sufriendo….

Pero es normal que el fuego de la cocina actúe a lo largo del tiempo. Aunque sea a un fuego de 40 años, las llamas queman y eso es lo que le ha pasado a ETA y a su entorno. Después de tanta amenaza, tanta bomba lapa, tanto tiro en la nuca, es normal que se pierda el referente. Es lógico que si las manos de sus ideólogos, que los movilizaban a la lucha contra el “opresor estado español”, están ya tan manchadas de sangre, sus escritos no sean tan legibles y se pierda el norte hacia donde ir, el porqué de tanta “víctima del conflicto vasco”.

Ya quema que unos terroristas sean llamados héroes, sean gudaris; que la foto de un etarra encarcelado este colgada en las Casas de la Cultura de los pueblos; que a unos vándalos que queman autobuses, se les llame “jóvenes de la izquierda abertzale”. Somos lo que hablamos y llamar “de izquierdas” a unos desalmados que recortan libertades, a lo único que puede llevar es a su autoafirmación como “héroes luchadores por Euskal Herria”.

Pero a pesar de todo, el fuego es listo. Mientras quemaba a estos, cocinaba lentamente la parte de arriba, a base de palos, pero los unía. El pacto de Ajuria Enea, el Espíritu de Ermua, Basta Ya, las marchas por las calles, la cooperación policial con Francia, la entrada de un lehendakari no nacionalista… Lentamente la cohesión ha sido tan fuerte que hoy, la tortilla está perfecta para darle la vuelta.

Lamentablemente se ha necesitado otra muerte más, la muerte de un gudari, Eduardo Pérez, que luchaba contra la opresión fascista y coartadora de libertades de ETA. Ahora su foto aparece colgada en todas las televisiones y esperemos que en las Casas de la Cultura vascas para recordar su trabajo. La izquierda abertzale (EA y ELA) ha condenado este atentado y toda la violencia que se use en nombre de la aspiración a la independencia; y esta vez, para lo que han utilizado los autobuses es para sumarse a las miles de personas que han recorrido las calles de Bilbao en homenaje a Eduardo.

Creo que sí, que le hemos dado la vuelta a la tortilla de un rotundo ¡Basta!

viernes, 5 de junio de 2009

El Secreto

Llevo 20 años viendo televisión y pocas veces me ha emocionado. He sentido nervios y tensión viendo algún partido, emoción viendo alguna película pero hoy… hoy no puedo abrir la boca por susto a que se me salga el corazón. Hoy tenga esa losa en el pecho que hace que mis costillas se hundan y que me hace sentir que mi aliento esta mucho más frío, esa sensación… que durante 20 años, la televisión me ha ofrecido solo una vez, solo hoy.

Bendito ahogo producido por la labor realizada por el programa El Secreto de Antena 3.

Estaba receloso porque todos los programas de prime time están cortados por el mismo patrón, el morbo fácil para atraer al mayor número de espectadores y colarle los anuncios más caros de la televisión. Pero esta vez no, esta vez fue diferente, esta vez me sentí dentro de la tele, quería estar dentro de ella, quería participar, no quería estar tirado en el sofá… y eso no lo ha conseguido nadie a través de la televisión. Es con lo que me quedo, con esa motivación a ser humano que no solo yo he vivido seguramente, porque hasta un amigo me comentaba cosas del programa durante uno de los descansos.

Pero antes de seguir tranquilizando mi corazón mientras escribo esto, creo que sería bueno comentar la estructura del programa por si tú no has podido verlo. El Secreto es un programa en el que un millonario, “un hombre al que la vida le ha sonreído”, como decía el primer protagonista, se marcha de su casa durante una semana a colaborar con asociaciones benéficas y ONG’s para posteriormente premiarlas con un buen donativo (en el caso de Joaquín Torres, ha donado casi medio millón de euros a varios colectivos).

A pesar del tremendo empuje que puede experimentar alguna de estas entidades a las que se ha dotado con nuevo inmobiliario o dinero en efectivo, para mí, ese no es el acto que más engrandece a esa persona y a ese programa. Lo que realmente es de valor, es poner la humanidad en horario de máxima audiencia, es mostrar a todo el mundo que quiera verlo la ardua tarea de cientos de asociaciones que trabajan, regateando miles de problemas, para que algún aspecto de nuestra sociedad mejore.

Seguro que todos alrededor, si nos esforzamos un poco, o a veces incluso sin este esfuerzo, notamos la presencia y el trabajo de estas asociaciones, pero pasan como desapercibidas. Parece que son organización que están ahí per se, que son un mecanismo que gira por inercia, pero no, sin duda no es así. Y un programa como este tiene la grandeza de poder hacérnoslo ver, mostrarnos el sufrimiento y la entrega máxima de unas personas que viven por ayudar. Muestran las triquiñuelas que tienen que hacer para recolectar el dinero necesario para las nóminas, las licencias para abrir el local, el seguro de la ambulancia, incluso nos muestran las sonrisas que los ayudados brindan con valor de 30.000 euros a sus ángeles protectores en la tierra.

El enseñarnos esto hará seguramente que mañana cuando salgamos a la calle y veamos un cartel de una charla de Proyecto Hombre, un albergue para indigentes o cuando la furgoneta de AFADEMON nos de preferencia en un paso de peatones, recordemos esa sonrisa por la que ellos se desviven y sacan cada día a sus amigos con necesidades.

El mostrarnos esto en la hora punta de publicidad es mostrarnos que el mundo que se refleja en esta no es real. Que las mujeres que se echan crema revitalizante no son como las que aparecen, que los hombres que conducen Mercedes no tienen tanto señorío y que el mundo no es como esta droga narcotizante lo pinta. En este mundo por desgracia tenemos gente que necesita ayuda, por una causa o por otra, y por suerte, tenemos gente que entrega su vida para dar la ayuda que estos necesitan, y si me apuras, un poco más por si acaso aparece alguien más que no tenían previsto.

Lo menos que se merece esta gente es que salgan en hora de máxima audiencia, unos para que se conozcan sus problemas y otros para tomar un poco de aliento y mañana levantarse con más fuerza. Se lo merecen mucho mucho más que toda la fauna televisiva que ocupa la pequeña pantalla desde que la enciendo hasta que la apago.

Pd: Mi profesor de Redacción me mataría si lo supiera, pero este artículo no puedo revisarlo, no puedo tenerlo en mi ordenador más de un minuto después de haberlo escrito porque siento que me quema, siento que tengo que decirlo ya, aunque a estas horas nadie me escuche.

Pd2: Al final sí que lo voy a revisar, pero solo para añadir esta posdata. Ni lo que escribo tiene calidad para hacerlo, ni este blog tendrá mucha repercusión, pero siento la necesidad de dedicar este artículo. Se lo quiero dedicar a mi madre Rosario y a mi abuelo Juan, una puso el trabajo y otro la sonrisa.

martes, 2 de junio de 2009

Patrones de vida

Parece que cada vez vivimos menos, aunque muramos con más años, vivimos menos. Me estoy dando cuenta de que vivir es elegir, que vivir es libertad, y la regalamos a espuertas a otros. En el anterior artículo empecé a definir esa idea casi sin quererlo, pero ahora viendo un documental sobre una iglesia estadounidense, más bien una secta ultra-adoctrinadora llamada Iglesia Bautista de Westbro, he acabado por comprender que muchas veces no elegimos lo que somos.

No es solo por la Iglesia, no quiero que mi blog parezca una cruzada antieclesiástica, pero esta institución es una más de estas comodidades en las que nos apoyamos para vivir (o para no vivir). Al igual que ella, otras famosas almohadas como las ideologías políticas, las costumbres, las subculturas… nos marcan el camino de lo que debemos ser para pertenecer a ellas, aprovechan nuestra necesidad de sentirnos parte de un colectivo para encauzarnos por su sendero.

Cada vez me cuesta más trabajo tragar que alguien se sienta un escalón por encima del resto para ser capaz de estipular una doctrina de comportamiento. No es este el conato de una idea anarquista, creo que a lo que me refiero es a algo más intangible. No me molesta tanto una ley que diga que no puedo circular a más de 120 km/h, como la ley interna de los seguidores ultras del Sevilla F.C. que, sin que previamente haya una reflexión personal, marca que para ser un buen “Biri”, tienes que ser “de izquierdas”, odiar al Betis, al Osasuna, y por supuesto apoyar a los ultras del Marsella en su lucha contra la hereje afición atlética.

Unos detrás de otros seguimos lo que hace nuestro alrededor. No reflexionamos sobre si es adecuado un comportamiento porque viene dado por alguno de nuestros ídolos y por eso seguimos solo ese maldito patrón cerrado, descartando tajantemente la capacidad de adquirir lo mejor de cada modo de vida para enriquecernos y crecer.

Posiblemente sea mi orgullo que a veces me puede, pero para mí los ídolos no son tan diferentes a mi, ni a ti tampoco seguramente. Aunque todo lo que salga por la tele parezca divino, todas las historias y personajes de los libros inquebrantables, al final ídolos y vasallos somos iguales. Debemos de desvestir al ídolo, igual que proponía con las etiquetas, para comprender toda la encrucijada de factores que influyen en un pensamiento y quedarnos con lo que creemos recto y apropiado, descartando lo inservible o dañino. Seguro que Hitler tenía algo bueno, seguro que la Madre Teresa tendría algo malo.

Me estoy asustando, porque veo que al final parece que yo también estoy marcando un patrón a seguir…


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