miércoles, 16 de septiembre de 2009

Dinosaur

Pues bueno éste es uno de los ejercicios del examen de Introducción a la Redacción que he hecho hoy. Más o menos el enunciado decía: "escribe un micro-relato que comience con la frase cuando desperté el dinosaurio seguía allí". Y esto fue lo que salió:

Cuando desperté el dinosaurio seguía allí. Creía que cuando anoche al volver de la fiesta entró conmigo en mi cuarto era sólo una paranoia producida por la mezcla de setas, cocaína y pastillas, pero cuando desperté el bicho seguía allí.

Me incorporé en la cama, froté mis ojos una y otra vez, pero el prehistórico animal tenía ganas de acompañarme. Alargué la mano hasta la mesita de noche y cogí mi piedra de hachís, el papel y el mechero. Mientras calentaba la droga para poder desmenuzarla me quedé mirándolo fijamente. Él hacía lo mismo. Parecía que nos conocíamos de siempre, que aunque la noche anterior nos encontramos por primera vez, su presencia allí no era tan extraña. Pero, si lo conocía de antes, ¿cómo es que no lo vi hasta ese día?.

Mi porro se consumía mientras que la habitación y mis pulmones se llenaban de humo y una china caía entre las sábanas de mi cama. Otro agujero más en los trapos. Me levanté deprisa para esconder las sábanas y abrir la ventana antes de que mi madre entrara y disfrutara de ese olor a chocolate que sólo a mí me pertenece. Pero al echar el primer suelo a tierra caí de bruces en el suelo.

Mientras el dinosaurio no apartaba sus ojos de mi enclenque figura, me daba cuenta de que aquellas fuertes piernas de futbolistas que en el pasado tuve, ese día sólo eran dos palillos sin fuerza que no podían mantenerme. Las manos que tan elegantemente recorrían todo mi piano en ese momento no tenían la habilidad suficiente para agarrarme al borde de la cama y ponerme en pie. ¿Qué me estaba pasando?.

La noche de antes tampoco fue para tanto, me comí unas pocas setas de las que cultivo, probé el nuevo éxtasis que llegó al pueblo y para que mis padres no notaran la “colgaera” que llevaba, pillé tres gramos a medias con Caín.

Cuando fui capaz de bajar al salón puse la tele, en La Dos estaban echando Elephant. El director explicó el significado del nombre de la película: “quiero hacer referencia al dicho inglés de “un elefante en la habitación”, un problema diario tan grande como un elefante pero del que no nos damos cuenta, aunque esté metido en una habitación”. En ese momento lo comprendí todo. En mi caso, el abuso de las drogas era tan grande que un elefante se quedaba pequeño. Aunque cada día deseo que se vaya, el dinosaurio sigue aquí conmigo y espero no enfadarlo con mis vicios tanto como para que empiece a rugir.

Avería en la Generación Nintendo

Algo va mal. Que unos jóvenes de Pozuelo de Alarcón sientan placer mientras alborotan unas fiestas, queman coches y provocan y se enfrentán a la policía es alarmante. Lo peor es que la mayoría de ellos no tienen la excusa de estar marginados por la sociedad ni la de sentir la necesidad de conseguir algo que echarse a la boca. Son jóvenes que forman parte de familias acomodadas y que disponen de lo que desean, cuando desean y no tienen que hacer ningún esfuerzo por conseguirlo. Puede que ésta sea una de las causas de la falta de motivaciones, de responsabilidad y de ansias por ser alguien de gente como la de esta Kale Borroca a la madrileña.

Todo el peso mediático se ha centrado en los jóvenes, esos chicos de la Generación Nintendo que han crecido junto a la comodidad y los videojuegos y que viven como si de un personaje de consola se tratara, pero poca responsabilidad se le ha exigido a los programadores de estos héroes virtuales, a sus padres. La gran parte de los implicados en los incidentes son muchachos entre 16 y 20 años, están en esa tenebrosa frontera entre estar bajo la responsabilidad de sus padres y ser autónomos. En ésta época los adolescentes pueden sentirse perdidos y ahogados en la libertad, situaciones en la que la guía y autoridad de la familia puede ser de vital importancia para conducir su camino.

Pero esta autoridad paterna no puede surgir de la noche a la mañana. Si desde pequeño un niño no ha sido educado a respetar al padre, escuchar a un profesor u obedecer a un policía y ha conseguido todo lo que ha pedido sin hacer ni un esfuerzo, cuando sea un poco mayor tiene todas las posibilidades de sentirse como un tirano que disfruta en su trono de los placeres de la vida sin mostrar empatía por nadie.

Por este motivo un poco de autoridad en los jóvenes no viene nada mal. Los padres tienen que asumir su papel educador aunque sea más feo que el de ser el amigo de los hijos, pero como dice el juez de menores del juzgado de Granada, Emilio Calatayud, “cuando un padre es colega de su hijo lo está dejando huérfano”. No se trata de pegar y reñir por norma al niño, pero sí de indicarle que para vivir bien hay que trabajar y respetar a todos los que nos rodean, mucho más a las autoridades. Esta concienciación es muy difícil mientras que, como dice Calatayud, “el juez de menores sea el menor de los jueces y el maestro el menor de los catedráticos”. En definitiva, si unos jóvenes afortunados en la vida son capaces de reventar una feria, es que algo va mal.

Después de la calma siempre llega la tormenta

Pues bueno aquí estoy otra vez. Después de casi tres meses hoy voy a volver a escribir por aquí algo, ya era hora. No sé si explicar porque no he actualizado el blog durante el verano porque casi todos los que lo leen son los que me aguantan día a día y sabrán bien el porqué pero bueno, todo sea por escribir un poco y quitarle las telarañas a esto.

Este verano me he desvirgado. He trabajado por primera vez en un periódico, El Día de Córdoba, y no os podéis imaginar lo que he aprendido. Me han pagado por recibir un máster de buen periodismo en sólo dos meses. Por si alguno de los que trabajan por allí leen esto que sepan que les doy mil gracias por aprender y por lo bien que me han tratado, que con lo "fartusco" que soy como dirían mis chavalas de allí, el cariño ese me viene más que bien.

Así que creo que me podéis criticar por no poner aquí nada nuevo, pero por no escribir no, que me he jinchao, porque ha sio jinchao y no hinchado. Y cuando acabé con unas letras empecé con otras. Mis dos preciosos exámenes que tenía para septiembre. Ya sabéis, lo típico de "no quiero aprobarlas todo en junio por tal de tener septiembre entretenío y así adaptarme mejor al curso". Pero bueno, hoy ya estoy libre, por lo menos por una semana, así que ya si puedes meterme toda la caña que quieras María.
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