El papel fundamental de su mujer, su conversión al Islam o la oposición a su ideología son partes de su vida que no han trascendido a la historia
Blas Infante en su viaje a Marruecos.
Las naciones no existen en la naturaleza, sólo son construcciones que crea el hombre buscando unir a un pueblo en torno a un sentimiento común. El encargado de realizar esta acción con el nacionalismo andaluz fue Blas Infante, considerado en el preámbulo del Estatuto de Autonomía de Andalucía de 1980 como el “Padre de la Patria Andaluza”.
Para construir una nación también es necesario construir a sus héroes y fundadores, lo que conlleva que la historia de su vida se centre en determinados aspectos de su y se aleje de otros, para transmitir un mensaje único de unidad.
Todo el mundo sabe o habrá escuchada alguna vez durante su enseñanza la historia de Blas Infante. Blas nació en Casares, un pueblo de Málaga en 1885, en el seno de una familia acomodada. De padre notario, su futuro profesional se encaminó por la misma vía. Estudió en el colegio de los Escolapios hasta que tuvo que dejar su formación por la crisis económica que se derivó del desastre del 98. El último curso de bachiller lo hizo por libre, igual que la carrera de Derecho. Esto demuestra la fuerza de voluntad de Blas Infante y la importancia que dio a la educación, igual que muchos de los integrantes de su círculo de amistades políticas como Eloy Vaquero.
Tras ser licenciado, las oposiciones para notario fueron su siguiente objetivo. Al conseguir su ansiado trabajo, viajó por toda Andalucía, de destino en destino, lo que le llevó a conocer muchos de los rincones y de las gentes de la que sería la Comunidad Andaluza.
Desde pequeño, en Casares, fue testigo de las penurias y hambrunas que sufrían los trabajadores del campo de su comarca. Él mismo dijo: “yo tengo clavada en la conciencia desde la infancia la visión sombría del jornalero, yo lo he visto pasear su hambre por las calles del pueblo”. Su preocupación por la clase obrera lo llevó a iniciarse en el georgismo, una ideología que defiende que cada persona es dueña de lo que produce, pero los recursos naturales son de todos los hombres. De este modo, pretendía gravar con un impuesto único los ingresos por las rentas del campo. “La tierra mas fértil de España está cerrada al trabajo. Los toros engordan en las tierras que se niegan a los hombres, forzados a emigrar”, dijo en uno de sus escritos sobre el tema.
La visión de la Andalucía agrícola cambió durante su estancia en Isla Cristina. Esta localidad onubense basaba su economía en la industria pesquera y conservera, en lugar de en el campo, lo que le supuso abrir sus horizontes y perspectivas. Infante comprendió que Andalucía abarcaba todos los sectores económicos y muchos trabajos, por lo que la miseria que sufría no era fruto de ser una tierra estéril con unos trabajadores ineptos, sino que ésta procedía del reparto de capitales y la subordinación a Madrid. Aquí nació su idea de una Andalucía independiente y libre, libre sobre todo de los mandatos económicos de España.
Detrás de esta historia que es fácil de conocer, Blas Infante, como cualquier otro hombre, tiene muchas más cosas por descubrir. Una de ellas es su mujer, Angustias García Parias, que jugó un papel fundamental en la vida del político. Infante antes que notario o escritor, pretendía ser padre de familia, cuidar de sus cuatro hijos para que se sintieran arropados. Esto no sería posible sin el trabajo de su esposa, que logró darle la estabilidad necesaria para conjugar su vida privada con la pública de político. Además de actuar como apoyo, Angustias también ayudó a Infante en la creación y conservación de los principales símbolos de Andalucía. Bordó la bandera que propuso su marido con las telas que él mismo trajo de su viaje a Marruecos y guardó con celo durante los años del franquismo todos los documentos y manuscritos que escribió Blas Infante, además de la bandera, el escudo y las partituras del himno que posteriormente el Parlamento de Andalucía haría oficiales en 1981 en su Estatuto de autonomía.
Otro de los aspectos menos conocidos del Padre de la Patria Andaluza son sus creencias religiosas. Blas Infante se convirtió al Islam en 1924, cambiando su nombre a Ahmad Infante. La conversión la realizó durante un viaje a Agmat, ciudad marroquí donde está la tumba del rey árabe de Sevilla Almutamid. La influencia musulmana está presente en muchos de los pasajes de sus obras, su ideología y en la misma casa que construyó en Coria, con un estilo marcadamente morisco y a la que llamó Dar al-Farah, alegría en árabe. La idea de que Andalucía era una entidad independiente, con unas características diferentes a las de España, la basó en gran medida en la tesis de que la región tenía una historia musulmana única en todo el conjunto nacional. De esta forma, Blas Infante sostenía que aunque Andalucía siempre sería española, “nunca ha sido, es, ni será parte de Europa”.
Ahmad Infante llegó a pedir en su libro El complot de Tablada la restitución de la mezquita de Córdoba al culto musulmán, aunque no anunció claramente su Islam por como decía en el mismo libro: “restaurar Al-Andalus, en Andalucía, actualizando sus inspiraciones esenciales habría venido a determinan que se llegaran a reir de nosotros y por lo menos nos tuviesen por locos que pretendíamos volver a vestir de moros y resucitar en nuestro país el Islam”. Aún así, la confesión religiosa de Infante no estuvo siempre escondida y según dijo: “poco a poco, por nuestros instrumentos de propaganda, periódicos y conferencias, íbamos manifestando nuestra fe verdaderamente; y la comprendían aquellos que podían comprenderla”.
Blas Infante, a pesar de estar reconocido como el padre de Andalucía, tiene también dentro de la comunidad a personas e instituciones, como la Plataforma por Andalucía Oriental que están en contra de su figura y sobre todo, su ideología. Rechazan la unidad política de Andalucía y piden que las provincias de Jaén, Granada y Almería formen una comunidad autónoma independiente. Algunas de las personas de esta ideología defienden que en la Asamblea de Córdoba de 1933, donde se aprobó el Anteproyecto de Bases para el Estatuto de Autonomía de Andalucía, Blas Infante marginó y no dejó expresarse en libertad a los representantes de estas provincias.
Con todas sus caras, Blas Infante se descubre como una figura clave en la configuración de la actual Andalucía y que necesita un estudio hondo e imparcial para llegar a conocer toda su historia.
3 comentarios:
la mitificación maquilla las sombras y las miserias, ya ves. Suele suceder con todo lo que se ensalza como modelo o cannon. Evidentemente sus hijos, los de Blas, como la mayoría de los hijos de la tierra, salvo raras excepciones, son sacados adelante por las mujeres mientras ellos se dedican a la vida pública, nada nuevo (otro tema, no me extiendo). En cuanto a sus aficiones a la eligión, ufff, pues qué quieres que te diga, a mi me sale urticaria con todo lo q lleve esa etiqueta, sea musulmana, cristiana o la que sea, asíq corro tupido velo. En fin, no debiéramos perder de vista nunca la crítica veraz hacia aquello que pueda perjudicarnos venga de quien venga, a la vez que elogiamos lo que verdaderamente tiene valor y es aprovechable. Creo q es dnd reside la grandeza de la razón.
De todas formas yo nunca me he sentido nacionalista en ningún aspecto, fuera andalucismo españolismo y similares, entre otras cosas porque pienso q el nacionalismo es equivalente al tribalismo y todo lo que de explotación para con las tribus vecinas conllevaba. Tal y como está el mundo y tras descubrir cuan pequeño y vulnerable es, conviene abrir mentes y fronteras en un acto de humildad necesaria y adherirse a la primera máxima anarquista:
1. Tu patria es el mundo entero. Sus habitantes no serán ni amos ni esclavos. Sé tú mismo.
Para terminar respondo a tu pregunta en post anterior acerca de de la rapidez de mis respuestas a tus publicaciones. Fácil, soy una cibernauta empedernida q ficho a diario para empaparme de lo que sucede por el mundo. Es el Reader lo primero q miro, pues me avisa raudo y veloz de qué hay de nuevo por las páginas que tengo seleccionadas, verdaderos pozos de sabiduría. En fin, fuera mieles que es malo pa la diabetes, jejeje, q me encanta venir aquí y escucharte.
un besote niño, hasta nueva orden >:0]
Amén a todo tu comentario María.
Con este reportaje no estoy mu contento del to porque no he investigado lo que debería pero bueno, tampoco había mucho tiempo.
Muchas gracias a todo el mundo que me estáis dando ánimos.
joder, tu si q eres rápido, parecía q estabas tras la puerta, jaja.
bueno, aprovecho para enlazarte a la iniciativa q corre por internet acerca de la DESOBEDIENCIA A LA LISTA SINDE. Te pongo un enlace del blog de Miguel Calvillo done expone lo que muchos otros blogs llevan haciendo desde q surgió la iniciativa, por si te interesara adherirte. en un comentario que le hago tb aporto oro enlace q alude a la misma iniciativa y q como le dije rula por redes y bloguers.
saluditos >;0]
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